Dos poemas de Deniz Otay

Deniz Otay (1993, Suceava) estudió en la Facultad de Derecho de Cluj. Ha publicado sus poemas en las revistas Steaua, Poesis Internațional y Zona Nouă. Ha participado en lecturas en Atelier, el festival Zona Nouă, Reflector y Zilele Familia. Actualmente estudia psicología y vive en Bucarest.

Mood: litoral

Hubo días en los que existí
solamente para el cuerpo.
No solamente por el cuerpo, sino para él,
para su deleite hedonista.

En la playa con cuasi-amigos
en conversaciones ligeras
sobre dietas y ayunos
que rejuvenecen,
dejo que el sol y la brisa
hagan su trabajo –
orgánica redención, y hacia el paraíso.

En este momento,
todo lo que soy
tengo fuerza para disolverlo.

Qué más significo
sino un conjunto presente
al crepitar de sus órganos,
dejado a merced de la divina materia
y de sus compuestos en continuo movimiento

Una victoria virtual

Entrar en el juego
igual a
confiar en quien pone los puntos en el mapa,
en quien te envía –adónde- al territorio.
¿quién ha hecho vibrar las ondas en el territorio,
las olas?

La sombra jadeando en el agua
(yo sueño tranquila en la orilla. tiempo, tengo.
cien años luz
que pasar por acero y vidrio)
esperará diez minutos a retomar el juego y de nuevo.

Desde arriba, recibo la luz difusa y uniforme
y animada a la vez.
es más plana la vista, pero, como una maqueta,
las cosas tienen menos forma
al recibir la luz desde cualquier dirección.

Nadando en la piscina junto a otras mujeres
tras la felicidad comprendida
en pequeños calderos flotantes de cobre
alguien se mueve por mí
y hace esfuerzos por mí
y músculos en la espalda
y me hace sitio con los brazos

Un poema de Teo Dună


Desde Bucarest, Teo Dună nos lee uno de sus poemas (el vídeo tiene subtítulos en castellano, aunque también tenéis mi traducción más abajo).


Con las uñas en la luna

los dedos estirados como una goma, como los recuerdos de la
vida, como un chicle,
con los dedos hacia el cielo sonrío.

Y ellos, como finas lianas de granito,
recorren todo lo recorrible y se hienden en la luna
de inmediato por mis dedos marchan
diez hormigas rojas y de inmediato por el dedo que fue pequeño
comienza a subir una señora tristísima

después mis dedos se convierten de repente en diez escaleras mecánicas
que llevan a la luna y rápidamente se descubre

que mis dedos, allí, son como diez
bosques amazónicos y que mis dedos han envuelto
con el aire la luna como algodón de azúcar
y ahora hay millones de toneladas de aire
para una sola narina.

Los niños rompen sus pañales, los prenden y parten
por mis dedos hacia la luna.
Las ancianas se arrancan las arrugas y los rulos,
los pisotean y avanzan rejuvenecidas por la escalera.
Los electricistas cortan con los dientes todos los cables eléctricos,
empiezan a titilar y, sentados en mis dedos,
como árboles de navidad, suben a la luna.

Hasta los muertos salen de la tierra,
se recolocan los huesos mejor, con más elegancia.
Y suben por mis dedos todos los pueblos,
y la madre de los pueblos y los bisnietos de los pueblos suben
por mis dedos hacia la luna

únicamente yo me quedo aquí
maravillosamente solo.

Y cuando siento que no queda nadie,
absolutamente nadie en toda la tierra,
velozmente recojo las escaleras de los dedos

entonces abro la puerta
y empiezo riendo el primer paseo
por un mundo entero
vacío

Un poema de Dan Coman

Elena Borrás

VOZ A LOS TRADUCTORES, en compañía de la joven traductora Elena Borrás, quien se dedica con mucha pasión a traducir poesía y narrativa rumana actual. Elena Borrás nació en Salamanca, en cuya universidad estudió Traducción e Interpretación. En mayo de 2010 recibió una beca del Instituto Cultural Rumano/ Institutul Cultural Român para traductores de literatura. Durante dos meses vivió en un palacio muy cercano a Bucarest y tuvo la oportunidad de conocer de primerísima mano la literatura contemporánea rumana y a sus autores más destacados. Esta experiencia marcó el inicio de una carrera como traductora y agente cultural, erigiéndose como puente entre España y Rumanía. Ha traducido y publicado varios volúmenes de prosa y poesía, ha colaborado con numerosas revistas literarias de todo el mundo y ha participado en múltiples festivales de literatura.Algunos de los autores traducidos y publicados por Elena Borrás son Dan Coman ("El insectario Coman", La Bella Varsovia, 2019), Marin Malaicu-Hondrari ("Cercanías", Traspiés, 2015) o Ion Luca Caragiale (en colaboración con Enrique Nogueras, "La posada de Manhuiol", Traspiés 2015). La lista completa de sus traducciones y colaboraciones con periódicos y revistas se puede consultar en http://www.elenaborras.com/publicaciones-y-traducciones/ Además, su trabajo incluye su otra gran pasión, el cine: ha subtitulado en español múltiples películas de ficción, documentales e incluso el guion del último largometraje del prestigioso director rumano Tudor Giurgiu.Elena Borrás lee aquí un poema de Dan Coman.#DíadelLibro 2020, #Vozalostraductores , #literaturarumana, #traducción, #ElenaBorrás, #DanComan, #LaBellaVarsovia, #Traspiés, #icrInstitutul Cultural Român

Publicada por Instituto Cultural Rumano Madrid/Institutul Cultural Român de la Madrid en Miércoles, 22 de abril de 2020

ven y verás:

mi cabeza es un armarito de medicamentos
un sitio aséptico y fresco
el rectángulo de contrachapado proyectado para su
seguridad
desliza tu mano y toma las pastillas frescas
te ayudarán de inmediato a olvidar

ven y verás:
mi cabeza es un osito de peluche
blando y antialérgico
puedes dormir con él en brazos,
puedes regalárselo a una familia con un bebé,
límpiale el polvo, sacúdelo contra la pared, tíralo por la
[ventana
te esperará inmóvil en la hierba seca

ven y verás:
mi cabeza es un ave disecada
el pez de cristal sobre el televisor
la princesa de porcelana encerrada en la vitrina
que los invitados alaban a corta distancia
la hucha que espera bajo la cama
a que la rompan en mil pedazos

ven y verás:
mi cabeza es una ciudad del norte
la soledad y la tranquilidad que golpean más fuerte que
[una enfermedad
la sala de profesores rebosante de pobres idiotas
la calle desierta, la panadería,
el aire seco que te entra como lana en los ojos

ven y verás
mi cabeza es un maravilloso huerto de café
olvidado en una caja en el balcón, en pleno invierno
cuando la luz ya no tiene fuerza y la tierra está ya
[congelada

el huerto de café sobre el que la nieve
tiembla como un cachorro ciego de gato abandonado a
[primera hora de la noche
junto a una valla.

Un poema de Alina Purcaru

Canción de cuna para la niña que vuelve tarde a casa

Quisiera ser un hombre sueco
que va a Dinamarca
a beber cerveza
alguien que durante una vida entera
ha vagado displicente por las gasolineras
ha pasado por estaciones mugrientas
y ha cambiado de trenes regionales,
alguien que ahora
tiene su propio camión
y la energía para pasar la frontera
solo para comprar cerveza.

Quisiera ser el hombre solitario
y decidido
que se empastilla en un festival de música electrónica
ser la curiosidad
de su mente
su entusiasmo para algo peligroso
no vivido aún
el riesgo
la renuncia
de nuevo
quisiera ser el propio camionero
de camino a Dinamarca.

Vestir la camiseta con la que he dormido
morder de un bocadillo comprado al azar
en la primera gasolinera
un bocadillo con demasiada mayonesa;
que me den náuseas y saber que son solo náuseas,
continuar con mi camión
impasible
con el depósito lleno
pasar la frontera de Suecia a Dinamarca,
llevar en la cabina
a mochileras y niños perdidos
que van a meterse de todo
a festivales de música electrónica
#noshamenoshame

Llevar conmigo la cerveza
el miedo a los extraños
que sé que es solo miedo
a los extraños
pero nadie puede tocarme
ni la camiseta de recambio
no hay ningún plan
más que beber
cerveza en Dinamarca,
esperar a que se me pasen las náuseas, a que me entre el hambre,
y volver a casa
con muchas, muchas botellas.

Más tarde
quisiera ser una imagen generada por ordenador
un césped impecablemente cortado
una barbacoa que mis amigos se disfruten
mientras las sirenas de los coches de policía
se oyen en otra parte,
lejos de nosotros
y después
el ruido breve de las teclas
cuando todo esto
se borre de la pantalla.

Quisiera ser deportistas
planos y hermosos
de los que no toman mayonesa
para amar mejor
personas con el abdomen impecable
encantados del norte
y prudentes
con los deseos.

Quisiera ser un grupo de acróbatas
que se sujetan mutuamente
en el aire
ser el temor y la seguridad
y todo lo que hay entre ellos
esto, y los aplausos de después

(y sobre todo el chico tímido del grupo
al que hacen ponerse de pie
porque es su cumpleaños
los fuegos artificiales
la vergüenza
cuando le piden que haga otra pequeña demostración
ya que es el cumpleañero
-los espectadores cómodamente sentados en las butacas)

Un partido de fútbol quisiera ser
algo tan tranquilizador
para un planeta de aficionados
un partido de fútbol hipnótico
capaz de traer la paz a los barrios
uno bonito, con prórroga,
(pero sin tarjetas rojas)
y al menos una vez
quisiera ser
todas las palabrotas que no se oyen
más que en el estadio.

(el espacio en el que pueda abrirme de piernas
con la ligereza de un director de un club
– Jürgen Klopp
quisiera ser)

Zlatan Ibrahimovic
marcando tras regatear a cinco adversarios
la estatua dorada de Zlatan
el metal que se alegra de fundirse con su forma
su discurso
de aceptación de la estatua.

Zlatan caminando como Jesús sobre las aguas
dos días después de la operación de rodilla
porque los leones no se recuperan como las personas
por muy buenas que sean

y el mejor ha de seguir siendo
solo uno
y și el mejor
no recibe más dinero
monta un escándalo
se va a otro club
#avidadolars

-no diva,
león, en este mundo
quiero ser
– un dios que emigra al Norte
con caprichos que no se discuten-

los diez mejores momentos de su carrera
o mejor todavía George Best
y que me den gratis toda la bebida que quiera
en todos los bares de Mánchester

quisiera ser la red de taxistas
que se mandan señales y matan el tiempo en las paradas
vierten su rabia, insultan a los clientes
creen en Zamolxe y en los gigantes de los Cárpatos
comparten sin descanso sus convicciones
entre ellos
con los extraños

un sistema cerrado de advertencia
justificado y funcional
quisiera ser
entre nosotros.

La puerta cerrada tras la que me arranco las deportivas al llegar a casa
la puerta cerrada tras la que mi cuerpo se deshace, por fin, de la ropa
la puerta cerrada en los arcenes
la puerta cerrada de la cola de los trenes

la puerta cerrada de sus vestuarios
la puerta cerrada de sus coches
la puerta cerrada de todos sus jardines
y almacenes
y garajes
y maleteros

la puerta cerrada entre sus chistes y yo
y sus oficinas
y sus colecciones

cerrada
con todas sus
cerraduras

y después
al llegar a casa

(evitando sus preguntas
rechazando su tabaco
esquivando sus insinuaciones
ignorando sus recomendaciones
alejando sus manos
masticando, preocupada, el chicle,
siempre media tira
siempre Five Cobalt
cooling pepperming- –
importándome todavía)

cuando por fin llego a casa
quisiera
quisiera tanto
escupirlo todo junto al chicle
que ha perdido el sabor a menta
y marcharme en paz a la cama,
tranquila como Zlatan, recién despertado de una pesadilla
como Zlatan después de que le dijeran
que es mejor que Ronaldo el Gordito
para que se pueda volver a dormir.

Dormir con la voz de un amigo imaginario
que me dice que Ronaldo el Gordito no existe,
ni camiones conducidos con una sola mano
por hombres fuertes
e intangibles
amantes de la cerveza y la velocidad
no existen,
ni el ruido breve de las teclas
cuando todo esto
se borre de la pantalla
no existen
ni siquiera en sueños

Ahora
existen solo estos polvos mágicos
que se ponen en los párpados
en los que te sumerges
como en una polvera gigante –

y brillas
y brillas
y brillas
pequeña estrella.