Dos poemas de Svetlana Cârstean

Una cosa es ver a los pescadores desde la distancia
y otra, acercarte a ellos
y otra, que te espanten
y otra, que empiece a llover
y otra es ver las redes llenas de agua
y no pescado.
Una cosa es ver a los pescadores en la orilla
Y otra es verlos alejarse
en sus barcos.
Una cosa es llamarlos por su nombre
y otra, no saber cómo se llaman.
Una cosa es verlos por la mañana
cuando bajas al puerto
y otra es salir al mar con ellos por la noche.
Una cosa es querer hacerles una foto
con tu iphone
y otra, pasar por delante de ellos como si no los vieras
y otra, saludarlos aunque haya niebla.

*

Cada mañana
bajas la montaña hasta el mar
Cada mañana
los pescadores son siempre diferentes
y nunca sabes si son familia.

soy la hija del intervalo
el resultado de la contorsión
el efecto del no retorno
del feto cabeza abajo
soy el efecto de la belleza apresurada y fugaz
la consecuencia de la excitación y la impaciencia
soy la tarde en que
os conocisteis
y la noche en que ella
se marchó
soy el hijo adoptivo
de un padre
y 39 madres
soy la victoria de la ley que constriñe
la gloria tardía del fracaso
soy 39 hijas no deseadas
soy el faro de Shabla
que cada marinero
sabe que está a mitad de camino
(entre Sulina y Estambul)
entre el padre que empezó
y el padre que
terminó
entre lo que podría haber sido
y lo que está por venir
soy el placer de doblar las esquinas
y de redondear los rincones
soy la hija de las prohibiciones
y su superviviente

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